…Se necesita movimiento lento en la meditación,
y son imperativas: la vigilancia y autoobservación reales…
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Esta información está dirigida a quienes realizan su meditación de forma desmedida, contrastando los actos y pensamientos impuros con el acto de conectarse con los mundos superiores.
En la meditación irradiamos luces, colores, formas y energía del pensamiento en el espacio, y más tarde o más temprano atraemos la atención de los habitantes de los correspondientes planos, como ángeles, maestros ascendidos, seres desencarnados o hermanos del plano astral. A veces se hallan en grupos, igual que individualmente, y a través del canal creado de nuestra meditación, empezamos a encontrar su camino hacia nosotros.
Cuando meditamos descontroladamente y nos fanatizamos buscando algún tipo de poder extrasensorial o nuestro anhelo de superación no es sincero, se efectúan contactos indeseables. Asimismo, ocurren cuando se usan mantrams poderosos, sin debida preparación y pureza de motivo.
Los habitantes del mundo sutil no son necesariamente dañinos, sin embargo, si no hacemos la debida protección al meditar, podemos dejar los canales abiertos y cualquier entidad del plano astral podrá contactarnos. Ellos tienen diferentes formas para hacerlo, como por ejemplo a través de la mediumnidad y a través de la posesión del mecanismo mental y nervioso de un hombre.
Tales esfuerzos alteran el equilibrio del sujeto, y gradualmente cae víctima en manos de entidades de bajo nivel. Si los hermanos oscuros encuentran un camino de aproximación a quien medita, y le hallan desprotegido debido a su falta de alineación apropiada y a su falta de motivos puros, tratarán de dañarle aumentando su negatividad y estimulando su tendencia a la crítica, a la separatividad, al orgullo y a muchas otras vanidades que se vuelven muy destructivas para su vida individual y grupal.
Déjame aclararte: estas entidades NO “atacan” de forma brusca, esto es imposible ya que carecen de un vehículo físico, sino más bien te inducen de forma sutil a las cualidades del bajo mundo.
Si el aspirante siente que su negatividad, sus depresiones, su orgullo, sus celos, su odio o su sentido de separatividad y crítica aumentan, debe detener inmediatamente la meditación, tomarse su tiempo y dedicarse a una labor diferente hasta que se sienta preparado nuevamente.
Los seres del plano astral vigilan también a los discípulos que progresan por las líneas rectas y avanzan rumbo a la luz del Alma y rumbo a la Tríada Espiritual. Es por esa razón que a medida que avanzamos en el camino, las llamadas: “pruebas” se tornan más difíciles. La prueba superada es aquella que se sabe manejar, por esa razón es bueno estar pendiente de dichas manifestaciones psíquicass y evitarlas a toda costa.
“Posibles caminos de entrada para las fuerzas negras” son también: la crítica, la separatividad, la susceptibilidad, la ausencia de gratitud y de sinceridad, el orgullo, el amor por la posición y la fama, las bajas cualidades psíquicas, la falta de obediencia, la traición, la intromisión, etcétera.
Como se mencionó al principio del artículo, esta información es para quienes contrastan o combinan los actos y pensamientos impuros con el acto de conectarse con las realidades superiores. Los grupos avanzados deberán estar relativamente limpios de negatividad. No han de usar género alguno de drogas alucinatorias, hipnotismo o ejercicios para cualquier desarrollo psíquico. Los miembros de, un grupo esotérico no han de visitar lugares traumatizantes o ver programas de televisión que lo desestabilicen psicológicamente, sesiones espiritistas, médiums, adivinos o hipnotistas. Deberán vivir en la enseñanza, y tratar de desarrollar su razón pura o intuición. Muchos grandes ataques podrán prevenirse si se observa los puntos anteriores.
El gran Iniciado, Pablo, hablando sobre los ataques oscuros, dice en Efesios 6:12:
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“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Y en versículos siguientes Pablo enumera la armadura que uno deberá tener para luchar contra las fuerzas del mal.
El Maestro Tibetano, hablando sobre la protección de los discípulos, dice:
“La pureza de todos los vehículos es lo primeramente esencial… la necesidad de escrupulosa limpieza del cuerpo físico, de una emoción limpia y firme permitida en el cuerpo emocional, y de pureza de pensamiento en el cuerpo mental.”
También dice que la eliminación de todos los temores es muy importante, y que un discípulo deberá estar firme e inconmovido sin importar qué le ocurra, dormir bien y no hacer nada que canse en exceso al cuerpo.
La señora Helena Roerich, una gran discípula, en una de sus cartas dice:
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“Su tarea no es fácil, pero con las cosas fáciles uno no se perfeccionará. Los grandes Maestros apoyan siempre el esfuerzo puro. Los grandes Maestros están siempre prestos a dar una mano de ayuda al discípulo empeñoso, pero tal ayuda llega habitualmente después que el discípulo mismo agotó todas las posibilidades.”
Asimismo, en Las Hojas del Jardín de Morya, leemos:
“Ya sabes que antes del final alistamiento con Nosotros, ocurren particulares ataques de debilidad física. Esto lo explica la condición ondulatoria de los centros nerviosos; puede haber espasmos de desvanecimiento, angustia y dolores de los diferentes centros.”
Todo el secreto de la protección es un desarrollo armónico de los tres vehículos del hombre. Un discípulo deberá prestar atención a su cuerpo físico y etérico, mantenerlos limpios de cualquier contaminación; darles el descanso y relajación necesarios; disfrutar de la naturaleza, de los bosques, las montañas y el océano; estar en la pura luz solar y en el aire limpio. Además de todo esto, deberá cuidarse el cuerpo emocional exponiéndolo a una gran música, a un gran arte de cualquier género, y expresando emociones positivas: paz, alegría y amor.
Con esto deberá correr paralelo el desarrollo mental e intelectual del discípulo.
Los grandes Maestros nos advierten vigorosamente contra el desarrollo inarmónico, y dicen que las entidades del plano astral interfieren física, emocional o mentalmente en las personas si alguno de estos cuerpos se deja sin desarrollo.
El Maestro Tibetano dice que la obsesión del plano físico puede manejarse fortaleciendo la red etérica por medio de luz violeta.
Se necesita movimiento lento en la meditación,
y son imperativas: la vigilancia y autoobservación reales.