Estas personas prefieren creer que todo marcha a la perfección en su vida antes de cerciorarse si efectivamente es así. Rara vez se evalúan para mejorar su rendimiento y su filosofía es: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Prefieren evitar la auto evaluación, para no tener que tomar decisiones. Por esta razón, odian que se les recuerde lo que tienen que hacer.
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¿Te has detenido a examinar cuál es la validez de este conocido refrán? Si lo analizas con detenimiento, te darás cuenta que la lección que pretende enseñar es que la mejor manera de evitar sufrir es vivir en la ignorancia, porque, después de todo: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
Sin embargo, no te imaginas cuántas veces he escuchado este refrán de personas que prefieren no ir al médico a pesar de las dolencias que les aquejan, influenciadas por esta absurda idea; o padres que no se atreven a preguntarle a sus hijos si algo anda mal, por miedo a lo que puedan escuchar.
Puedes ir por la vida engañándote y convenciéndote a ti mismo de que todo anda bien, o puedes hacerle frente a aquello que sabes que debes cambiar, cambiarlo y asegurarte que todo anda bien.
Así que decide hoy mismo dejar de ser víctima del autoengaño y realizar una autoevaluación honesta y específica para saber dónde te encuentras en este momento en cada una de las áreas de tu vida.
Determina en qué áreas de tu vida necesitas cambiar y mejorar. ¿Qué cosas te has venido diciendo que sabes que no son exactamente ciertas, pero que te ayudan a justificar tu mediocridad? ¿Qué puedes empezar a hacer hoy mismo que te permitirá incrementar tu productividad personal? ¿Qué malos hábitos tienes que eliminar? Yo sé que esto no es algo que nos guste hacer o que nos resulte placentero, pero necesitamos hacerlo, si de verdad deseamos vivir una vida productiva.
El autoengaño hace que muchas personas prefieran no darse por enteradas de sus problemas para no tener que lidiar con ellos. El problema con esto es que muchas de ellas posponen tener que enfrentar sus problemas, hasta que ya es demasiado tarde. No permitas que esto te ocurra a ti.
Camilo Cruz