El patrón emocional se encuentra localizado en la parte central del cuerpo calloso, consiste en una laminilla de seroglobulina beta, dividida en siete áreas, correspondiendo cada una, a cada uno de nuestros siete chakras. Cuando llega un impulso al respectivo chakra, sea del medio externo o de nuestra propia mente incluso, éste es recibido y grabado por descargas eléctricas en el área correspondiente. De ésta manera, se lleva allí dentro de la laminilla un control estricto, sobre las deficiencias o excesos energéticos del organismo.
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Todo esto, va a generar según sea el caso, bienestar, dolor o enfermedad: recordemos, que los chakras son los organizadores de la propia energía dentro del organismo humano, y cuando se ven sometidos a fuertes descargas provenientes del medio externo o interno por intermedio de nuestra propia mente, tratan de canalizar dichas descargas, más llega el momento en que todo ello se sale de su alcance, ya que en muchas ocasiones las presiones son mayores a nuestra propia capacidad de mantenerlas equilibradas.
En el caso de personas que sufren tensiones muy grandes, que se someten a grandes presiones, llega el momento en que la materia no aguanta más, y tiene que abrir una válvula de escape de alguna manera. Cuando los chakras y el propio patrón emocional no logran resistir tan altas presiones, es cuando se presentan de pronto los coágulos sanguíneos dentro del propio corazón generando presiones en el pecho y aún, los infartos.
A veces, éstas tensiones son tan altas, que originan la trombosis o tromboflebitis, consecuencia de las mismas coagulaciones sanguíneas. Ahora bien, si la persona es de carácter “dulce”, aquellos seres que les faltan manos para dar, pero que entran en conflicto ante cualquier situación o problema que se les presente en su medio, crean grandes desajustes en sus niveles de azúcar dando lugar a la hipoglicemia, o en el peor de los casos, a la diabetes.
Del mismo modo, cuando recibimos estímulos eróticos y sin control de la mente, llegan a nuestro centro muladara, y a través de una descarga tipo dum-duar, (acción lumínica) se activa la libido; sí éstos estímulos llegan en momentos inadecuados y sin control, van a producir en el ser humano desperdicio de la energía sexual, lo que se traduce en irritabilidad, desgaste prematuro, daño de los órganos vitales, vejez prematura y en el peor de los casos, la muerte.
Si los estímulos recibidos del medio ambiente son de tipo emotivo ya sea familiar, laboral, o de la sociedad, éstos son recibidos por nuestro chakra Manipura, centro de control de las emociones. Debemos canalizar y manejar adecuadamente éstas energías, para no dejarnos afectar por las cosas externas, volviéndonos menos reactivos, menos instintivos, menos impulsivos y menos sensibleros: de ésta manera alcanzaremos la verdadera sensibilidad.
Nuestro centro Swadistana recibe todo lo relacionado con el control del temperamento, recibe toda reacción de ira, de impulsividad, de pasión; es la fuente de los sentimientos de superioridad, agresividad, de los lardes injustos e hirientes hacia otros seres. Sucede lo mismo, cuando a través de los himnos, marchas, consignas y discursos, se manejan las masas, afectando éste chakra, desencadenando las guerras y rencillas en este planeta.
Nuestro centro Anahata es el centro de control de la duda, de los temores, del miedo, de la inseguridad y de la angustia. El hombre ha permitido que se creen temores constantemente dentro de sus patrones energéticos, cosas inverosímiles muchas veces, que afectan su propio mundo, a través de sus creaciones mentales. Al lograr controlar y equilibrar éste centro, estimularemos el proceso de nutrición, tonificaremos nuestro sistema glandular, activaremos las secreciones internas, obtendremos mayor vitalidad mental y en el plano espiritual lograremos sabiduría, concentración, estabilidad, confianza, perseverancia, paciencia y equilibrio mental.
Nuestro chakra Vishuda es el centro regulador de las ambiciones, del afán de poder material o espiritual, de la envidia y la competencia. Aprendiendo a manejar éstos estados, comprenderemos, que el cambio no se da hacia afuera, hacia lo externo, sino hacia lo interno, aflorando en el ser humano la creatividad, sintiendo el deseo de compartir y surgiendo entonces: la generosidad y el altruismo.
Nuestro Ajnachakra, maneja la inteligencia, la imaginación y la sabiduría. En éste centro se despierta la inquietud por conocer, estudiar y constatar situaciones dimensionales, por aclarar problemas: armonizándolo, lograremos el discernimiento, la clarividencia, la clariaudiencia, la abstinencia y la templanza; además despertaremos ideas de dignidad, de grandeza, de veneración, sentimientos delicados y el dominio del espíritu sobre la materia; lograremos refinar nuestro propio lenguaje y ser más cultos y sencillos en nuestra manera de ser y de actuar.
Nuestro chakra Sahasrara controla el libre albedrio y con su desarrollo lograremos despertar la supraconciencia, entrando en consonancia con El Padre, en tal forma, que los dos seremos uno y lo que Es El, seremos nosotros y lo que nosotros somos, será El.
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Información de autoría:
– Jorge Llorente, instructor de Ciencia Cósmica (Bogotá Colombia)
– Libro de enseñanzas: Las incertidumbres humanas (anónimo)
Gracias por su valiosisima information me gusta mucho su pagina y mas lo que redacta gracias
Sumamente interesante, gracias por su aporte en mi camino hacia el despertar. Bendiciones