El verdadero dominio
Amados estudiantes de la Luz, en el mundo de las relaciones humanas, es frecuente que las personalidades reaccionen con perturbación ante las palabras, gestos o actitudes de otros. El ser externo tiende a justificar su falta de armonía por las acciones ajenas, diciendo: “Me alteré porque me hablaron así”, o “me enojé porque me trataron con injusticia”. Sin embargo, el Camino de la Luz exige algo muy distinto.
El estudiante que ha aceptado conscientemente su sendero hacia la Victoria no puede permitir que la conducta de otras personas condicione su vibración. Cada corriente de vida tiene su propia radiación, su grado de adelanto, sus hábitos acumulados. Pero el estudiante de la Luz no está en la Tierra para responder como el mundo responde, sino para responder con Luz, con dominio y con armonía sostenida.
Los Maestros Ascendidos han sido claros: nada puede justificar una respuesta discordante, porque todo lo que actúa en el mundo del individuo ha sido atraído por él mismo, y toda energía que entra a su conciencia debe ser redimida, no agravada. Permitir que una palabra, una mirada o una acción imperfecta perturbe el mundo emocional, es ceder el gobierno de la energía propia a una personalidad ajena.
La verdadera fortaleza espiritual no se mide por cuánto se sabe, sino por cuánto se gobierna. Y ese gobierno comienza en el sentimiento. Cuando el estudiante mantiene la armonía ante cualquier apariencia externa, ha comenzado a caminar verdaderamente como un futuro Maestro Ascendido.
Que la Luz gobierne
Uno de los aspectos más importantes en el sendero hacia la Ascensión es el autogobierno del ser externo. Nada puede justificar una respuesta discordante si el estudiante ha elegido el Camino de la Luz. Ninguna actitud, palabra o acción ajena tiene poder alguno para perturbar la armonía interna de aquel que ha entregado el control de su vida a la Magna Presencia YO SOY. Toda energía que llega al mundo del individuo queda bajo su responsabilidad y debe ser calificada armoniosamente, sin importar su causa externa. Ya que la meta de todos es liberar la vida apunta de amor.
El hecho de que otra persona se exprese de manera imperfecta o trate de destruir no otorga al estudiante el permiso para auto-alterar su equilibrio. Si lo hace, simplemente está permitiendo que una sugestión externa gobierne su energía, en lugar de mantenerse bajo el dominio de su Santo Ser Crístico. Allí es donde se pone a prueba la verdadera Maestría.
Cada encuentro con otra corriente de vida, ya sea armónico o no, trae consigo energía que ha retornado para ser gobernada. Aceptar que el comportamiento ajeno debe provocar una respuesta determinada es una forma de renunciar al propio dominio interno. Por eso, los Maestros insisten en la vigilancia constante del mundo emocional, especialmente cuando se está en contacto con otras personas.
La personalidad de otros puede estar cargada con hábitos, memorias etéricas, presiones externas, o radiaciones que aún no han sido transmutadas. Pero el estudiante de la Luz no actúa según las influencias de la personalidad ajena, sino de acuerdo con las indicaciones sutiles de la Presencia. No importa si alguien es injusto, grosero, indiferente o ingrato; el estudiante debe hacer el llamado silenciosamente para que esos sentimientos sea puestos bajo el control de la Presencia YO SOY de esa persona, o mentalmente si aun se esta en presencia de dicha persona, desde la Pureza, la Paz y la Misericordia de Dios en su corazón.
La verdadera fortaleza está en el autocontrol
El autocontrol no es represión, es dominio. Es la capacidad de gobernar cada sentimiento, cada pensamiento, cada palabra y cada acción, con plena conciencia de que toda energía bien o mal calificada quedará registrada en el mundo del estudiante, y tarde o temprano retornará, ya sea para beneficiarlo o lo contrario. Por eso, los Maestros enseñan: no reaccionen, gobiernen. No respondan con lo mismo, liberen la vida a punta de amor.
Cuando el estudiante permite que una conducta ajena le perturbe, está permitiendo que el mundo externo dicte su comportamiento. Eso es contrario a todo lo que se ha recibido como Instrucción Divina. La Maestría consiste en mantener la armonía invencible sin importar las condiciones externas. El Amado Saint Germain ha dicho: “La armonía en los sentimientos es la Ley de la Vida. Sin ella, no puede haber adelanto permanente”.
No es señal de debilidad mantenerse en paz. Por el contrario, se requiere gran fortaleza para mantenerse sereno cuando el entorno parece moverse con violencia o desorden. El que mantiene la armonía, sostiene el cetro del poder. Es el desequilibrio emocional lo que abre las puertas a la imperfección. Es el Autocontrol lo que abre las puertas al gobierno del Cristo Interno.
La Ley de la Vida no se adapta a las circunstancias humanas. El estudiante debe adaptarse a la Ley. Y esta exige que la energía se califique siempre con paz, con amor y con perdón. Si otro actúa de manera imperfecta, la responsabilidad del estudiante es redimir esa energía, no aumentar la carga mundial con más desarmonía.
Sostener la armonía como servicio a la humanidad
Cada estudiante de la Luz se convierte, consciente o inconscientemente, en un foco de radiación. Su mundo emite constantemente vibraciones. Por eso, cada respuesta que emite afecta a su entorno y a los reinos que le rodean. Mantener la armonía no es solo un acto de disciplina personal, es un servicio cósmico. Cada vez que el estudiante escoge la paz en lugar de la reacción, está salvando a la Tierra de nuevas ondas de energía mal calificada.
No se debe confundir esto con pasividad. La firmeza en la Luz es una actitud activa. No se trata de permitir desórdenes ni de ser objeto de injusticia, sino de sostenerse anclado en la Presencia y responder siempre con sabiduría, sin permitir que la personalidad se apodere del instante. En esos momentos, el estudiante puede decir con autoridad: “Magna Presencia YO SOY, asume el mando aquí. Que Tu Perfección sea lo único que actúe”.
El estudiante de la Luz no actúa por reacción, sino por dirección divina. Y esa dirección debe venir del Santo Ser Crístico, no de la emoción del momento. Aquel que logra mantener la calma y enviar luz a los demás desde el control de su Presencia se vuelve una bendición viviente, un canal de equilibrio, y un instrumento para la expansión de la Luz.
Por eso, amados, no permitan jamás que la conducta de otras personas condicione la suya. Que cada sentimiento, cada pensamiento y cada palabra sean dictados por la Presencia YO SOY, no por la personalidad ajena. Allí está la verdadera libertad, el verdadero gobierno, y la auténtica expresión de la Maestría que han venido a conquistar.
¡Decreto de Autocontrol!
¡Magna Presencia YO SOY!
¡Asume el mando de mi mundo ahora!
Establece Tu Autocontrol Divino en mi cuerpo físico, etérico, mental y emocional.
Mantén mi atención anclada en Tu Luz y mantén la Armonía invencible en mis sentimientos.
Que nada externo tenga poder sobre mí.
YO SOY el Gobierno Divino en acción.
YO SOY la Llama de la Paz que disuelve toda creación humana.
YO SOY la Autoridad de la Luz que me controla.
YO SOY la Sabiduría del Santo Ser Crístico que dirige en mi vida.
YO SOY la Perfección de Dios en mí y a través de mí
YO SOY el Autocontrol Perfecto en acción eterna y perfecta.
es nuestra responsabilidad de salir a delante y abrir las puertas liberar nuestro poder interno no dejes ahogar tu vos, creer en uno mismo. descubrir todas las verdades……
Tan sencillo!!!
Hay que beber de la sabiduria divina para conocer y entender al otro
beatuful