Los Maestros Ascendidos son seres iluminados, clarificados y que saben dónde están, qué son y hacia dónde van, sin que se los diga nadie.
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Ellos inspiran, auxilian, protegen e iluminan a la humanidad, y son los que deciden qué hacer con la evolución de nuestro planeta, pues se encargan de hacer cumplir la voluntad de Dios sobre la Tierra. Ellos, a través de los siglos, han venido y encarnado en la Tierra, develando las verdades de la vida.
Ejercen todos ellos el poder Divino en todos los tiempos, porque están concentrados con una determinación inflexible en la gran Presencia Divina. Manifiestan la Perfección Divina y, de esta manera, todo Poder les pertenece.
Cuando Jesús dijo: “EN VERDAD YO OS DIGO, LAS OBRAS QUE YO HAGO LAS HARÉIS Y MÁS GRANDES”, sabía Él de lo que hablaba.
Vino Él para demostrar que cada ser humano, en la Tierra, puede lograr y expresar la Maestría y Soberanía consciente. Dio el ejemplo de la Soberanía de los Maestros Ascendidos y probó a la humanidad que es posible para todos llamar al Yo Divino en acción y controlar así conscientemente todas las cosas humanas.
Los grandes Maestros Ascendidos, estos Seres de Amor, de Luz y de Perfección que han guiado la expansión de la Luz en la humanidad desde el origen de ésta en el planeta, no son un producto de la imaginación. Son seres reales, visibles y tangibles: gloriosos, vivos y animados con tal Amor, tal Sabiduría y tanto Poder como la mente humana no puede concebir.
Por doquier en el Universo, cumplen ellos libre y naturalmente todo lo que el hombre ordinario considera como sobrenatural. Son Ellos los guardianes de la raza; su tarea es la de educar y ayudar al ser individualizado a que desarrolle su consciencia más allá de la expresión de los humanos ordinarios.
Entra este así, de esta manera, en posesión de sus atributos supra-humanos y lo mismo que los estudiantes pasa de la instrucción primaria a los grados Universitarios, el discípulo de un Maestro Ascendido pasa del estado humano común a la plena y continua expresión de su Divinidad.
UN MAESTRO ASCENDIDO ES UN SER INDIVIDUALIZADO QUE, POR UN ESFUERZO CONSCIENTE, HA DESARROLLADO BASTANTE AMOR Y PODER EN SÍ MISMO COMO PARA ROMPER LAS CADENAS DE TODAS LAS LIMITACIONES HUMANAS.
De esta manera liberado, digno es de manipular fuerzas que están más allá de la experiencia humana. Se identifica Él con la Omnipresencia Divina, la Vida. Todas las fuerzas y todas las cosas obedecen, porque Él es un Ser dotado de libertad y consciente del Yo Divino, controlando todo por la manipulación de su Luz interior.
Un Maestro Ascendido es capaz de ayudar a los que vienen a ponerse bajo su dirección, por la Radiación o la Efusión de esta Luz que es verdaderamente su propia “Esencia luminosa de Amor Divino”. Cuando tal Radiación se dirige a un discípulo, los cuerpos sutiles de éste sobre todo los cuerpos de deseo, mental y causal, absorben la Esencia Luminosa del Maestro y la Luz de estos cuerpos se intensifican y brillan con mayor fuerza, como una chispa que se transforma en una Llama. Esta Esencia Luminosa es la más concentrada fuerza del Universo, porque disuelve toda discordia y establece un equilibrio perfecto en toda manifestación.
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El Cuerpo del Maestro Ascendido emite continuamente Rayos de esta Esencia Luminosa, disolviendo la discordia terrestre, como los rayos de fuerza llamados luz y calor de nuestro sol físico disuelven la niebla. La Radiación que los Maestros vierten hacia la Tierra es Energía conscientemente concentrada y habiendo recibido una cualidad determinada, se dirige después hacia el cumplimiento de un fin determinado. De esta manera y por millares de veces, personas y localidades reciben una protección, que la humanidad es totalmente inconsciente, continúa ésta su existencia ignorando serenamente a sus Protectores y Bienhechores.
En este papel, los Maestros Ascendidos tienen la facultad de cambiar de cuerpo como ordinariamente se cambia de vestidos, porque la estructura celular está siempre bajo control consciente y cada átomo responde a cada una de las directivas de aquellos. Son libres ellos de emplear uno o varios cuerpos, si lo que quieren realizar lo pide; porque Su capacidad de reunir o de disolver un cuerpo atómico es ilimitado. Son Ellos la manifestación todopoderosa de toda Sustancia y de toda Energía porque las Fuerzas de la Naturaleza, los cuatro Elementos, son Sus Servidores voluntarios y obedientes.
Estos Seres gloriosos, guardianes e instructores de las razas humanas en evolución, son llamados Maestros Ascendidos de Amor, de Luz y de Perfección. Incontestablemente son todo lo que la palabra “Maestro” sugiere. Manifiestan Ellos, por el Amor, la Sabiduría y el Poder del Yo Divino interior en Acción, su Maestría de todo lo que es humano. Por este hecho, hicieron la Ascensión al plano de expresión por encima de lo humano Divino, la pura, eterna, todopoderosa Perfección.
Habiéndose liberado los Maestros Ascendidos de las limitaciones humanas por una efusión de Luz flamígera y, por la actividad de la Ley, son impenetrables a todo pensamiento humano discordante. Si los seres humanos pudiesen ver sus pensamientos, sentimientos y palabras por doquier en la atmósfera, en el éter, aglomerándose con los que le son semejantes, después volviendo a su emisor, no solamente quedarían estupefactos de su creación, sino que gritarían pidiendo socorro y, a fin de disolver tales creaciones se volverían con determinación hacia su propia Divinidad y en Ella se refugiarían.
Pensamientos y sentimientos son cosas vivas y vibrantes. El que sabe esto empleará su sabiduría y se controlará en consecuencia.
El Yo Divino interior es, con relación al yo exterior, lo que Jesús representa con relación a la humanidad que hace sus experiencias en la Tierra. Él reveló el Registro del Maestro en el mundo exterior y Él es para siempre la prueba viva de que el ser humano es capaz de liberarse de todas las limitaciones y de expresar la divinidad de acuerdo con el Plan Original, porque, en el origen la humanidad vivía en la Libertad y la Armonía.
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Cuando los que estudian la Vida y las Leyes del Universo de una manera más profunda que el resto de la Humanidad se hacen conscientes de la existencia de los Maestros Ascendidos desean ir hacia estos grandes Seres a fin de obtener Instrucción de Ellos.
El alma es la que aspira a más Luz: pero el yo externo no realiza en manera alguna sus relaciones con estos grandes Seres completamente divinizados.
Un estudiante sincero, convencido y determinado, puede tener contacto con uno de estos Maestros Ascendidos. Si el motivo por el que este contacto se busca es la curiosidad o el deseo de asegurarse de si existen o no los Maestros Ascendidos o para obtener la solución de un problema, el contacto jamás se hará porque ellos de ninguna manera se interesan en dar satisfacción al lado humano del estudiante.
Todos sus esfuerzos conciernen a la expansión del Yo Divino interno, a fin de que su poder se intensifique hasta el punto de romper las limitaciones del yo externo que traban sus manifestaciones en los planos mental, emocional y físico, es decir, en pensamiento, sentimiento y acción.
Las debilidades y limitaciones hacen el vehículo impropio para ser un instrumento adecuado para la expresión del gran Yo Divino interno. El cuerpo humano con sus facultades es el “Templo de la Energía Divina” que la gran Presencia divina produce a fin de emplearlo para la manifestación del Plan Divino. Si la Energía Divina se derrocha para la satisfacción incontrolada de los apetitos y de los deseos del yo externo y si a la Presencia Interior no se le pone en posesión de su vehículo, entonces Ella se retira, privando al yo externo del poder de manipular; la mente y el cuerpo entran en decrepitud, después se disuelven. Es el estado que el mundo llama muerte.
El que busca el contacto con un Maestro Ascendido en el cuerpo visible tangible y vivo, sin haber pasado por una preparación que ponga en concordancia gradualmente su estructura externa y su mente con la del Maestro, es como un alumno del jardín de infancia que pidiera a un profesor de Universidad que le enseñase el ABC.
Los Maestros Ascendidos son en realidad grandes baterías cargadas con un poder y una energía formidables; todo lo que toca la Radiación de Ellos se carga en grado sumo con Su Esencia de Luz, exactamente como una aguja que, puesta en contacto con un imán, toma las cualidades de éste y queda imantada.
La ayuda y la Radiación de los Maestros Ascendidos es un Don de Amor esencial; es por eso que Ellos no emplean jamás su fuerza para obligar.
La Ley del Amor, la Ley del Universo y la Ley de los seres individualizados no permiten a los Maestros tratar el ejercicio del libre albedrio de las individualidades, salvo en los períodos de Actividad Cósmica, cuando el Ciclo Cósmico suplanta al individuo. En estas épocas es cuando los Maestros Ascendidos pueden dar más asistencia de la habitual.
La Tierra se encuentra ahora en uno de estos ciclos y se da actualmente la más intensa Radiación de Luz que se haya conocido hasta el presente, a fin de clarificar a la humanidad, de restablecer el Orden y el Amor indispensables para el mantenimiento de nuestro planeta y del sistema de mundos a los que pertenecemos.
Todo lo que no se conforma o no quiere conformarse con el Orden, el equilibrio y la Paz que en la Vida de la Tierra deben expresarse en el porvenir, deberá encontrar cualquier otra parte del Universo para allí adquirir la comprensión de la Ley. Sólo hay un pasaporte que da acceso a la Presencia de los grandes Seres: bastante amor dado al Yo Divino y a los Maestros, unido a la determinación de desarraigar de la naturaleza humana toda discordia y todo egoísmo.
Cuando se está suficientemente determinado para servir exclusivamente a la manifestación del Plan de Vida constructivo, se disciplina la naturaleza humana incluso si la tarea es ardua. Entonces, automáticamente, será atraída hacia el estudiante la atención de un Maestro Ascendido, y el Maestro, viendo sus esfuerzos, radiará hacia él el valor, la fuerza y el Amor que le sostendrán hasta que llegue a mantener el sentimiento del contacto permanente con su propia Divinidad interior.
El Maestro Ascendido sabe y ve todo lo que concierne al estudiante, porque Él lee claramente el registro hecho en el aura. Revela éste el desarrollo del discípulo; sus puntos fuertes como sus debilidades. El Maestro Ascendido es la Omnisciencia y la Visión Divinas; nada le está escondido.
El que tiene la ambición de estar en la Presencia visible y tangible del Maestro Ascendido debe comprender que, a menos que se transforme en un sol radiante de Amor, de Luz y de Perfección que el Maestro pueda intensificar y emplear como una parte de sí mismo y dirigir a voluntad y conscientemente no importa donde, de ninguna utilidad será y constituirá una traba y una pérdida de energía para el Maestro.
Si el estudiante no ha disciplinado ya el yo externo, o no está dispuesto a hacerlo, habiendo adquirido la calma mental, sentimientos afables y amorosos y un cuerpo robusto, no constituye una materia que un Maestro Ascendido puede emplear en el Servicio sobre humano que Él cumple.
SI EL ESTUDIANTE NO POSEE UN VEHÍCULO ROBUSTO, BIEN CONTROLADO Y ARMONIOSAMENTE DESARROLLADO, ES INCAPAZ DE COOPERAR CON UN MAESTRO ASCENDIDO Y REALIZAR TODO LO QUE ESTÁ MÁS ALLÁ DE TODA EXPERIENCIA HUMANA.
Si uno de estos Seres Perfectos aceptase a un discípulo desprovisto de estas cualidades, cometería el mismo error que el constructor que hiciera una máquina o una casa con materiales no aprobados. Esta especie de material no resistiría una tensión excepcional, una necesidad urgente o un servicio prolongado. No sería una prueba de Sabiduría de Amor o de Misericordia, someter a alguien a una experiencia para la cual no tiene el entrenamiento, ni la resistencia requerida. Como los Maestros Ascendidos son el colmo de la Perfección, no obran sino con Justicia, Amor y Sabiduría. La actitud del que desea colaborar conscientemente con los Maestros Ascendidos no debe ser: “Quisiera ir a Ellos para recibir instrucción”, sino más bien: “Quisiera purificarme, disciplinarme y perfeccionarme; llegar a ser tal expresión de Amor, Sabiduría y Poder para que pueda asistirles y, entonces, seré atraído por Ellos. Quiero amar con tanta constancia, tan infinita y tan divinamente, que el resplandor de mi Luz les permita aceptarme”.
Corregirse y controlar las fuerzas accesibles a la consciencia humana no se cumple inmediatamente haciendo lo que a uno le plazca, quedando letárgico y dando satisfacción a los sentidos, porque los sentidos del ser humano se desencadenan y lo humano se rebela furiosamente contra la represión indispensable de su naturaleza inferior. Pero debe esto cumplirse antes de llegar a gobernar las fuerzas del ser, sobre todo las de los sentimientos, a fin de emplearlas y ponerlas en acción exclusivamente bajo la soberanía consciente de la Mente divina.
El proverbio dice:
“MUCHOS SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ELEGIDOS”.
Gracias por tan hermosa aportación. Namaste.