La responsabilidad es una actitud sanadora, que nos hace recuperar nuestro poder personal y nos permite transformar –a veces en lapsos muy cortos- nuestras existencias.
Se llama responsable a una persona que es capaz de dar respuesta a las situaciones de la Vida.
La responsabilidad nos instala en el tiempo presente porque no importa lo que hayamos hecho en el pasado: el pasado siempre puede ser trascendido, corregido, dejado atrás.
La culpabilidad es un sentimiento neurótico que eterniza manías, miedos, adicciones, conflictos y venganzas. Nos desaloja del tiempo presente –hogar del Amor perfecto- y nos instala de lleno en los remordimientos del pasado, en los apocalipsis del futuro. Es fuente permanente de dolor; entontes nuestros pensamientos mutilan nuestra cordura. Desde nuestra neurótica percepción, a quien asignamos el rol de culpable ya no es capaz de dar respuestas; nada válido nos puede ofrecer: hizo algo que consideramos tan malo, tan espantoso, que –en nuestro iracundo parecer- lo único que merece es un contundente castigo.
Sólo cuando nos damos cuenta de que somos los responsables por lo que nos sucede es que podemos empezar a hacer drásticas correcciones en nuestro estilo de Vida. Mientras culpemos a los demás de nuestro caos, será imposible cambiar nuestra realidad.
Confucio, el venerable sabio chino, decía hace siglos que “un error es una equivocación que no ha sido corregida”. Esa es la saludable perspectiva del Amor (y la del Dios que es Amor): nuestras fallas deben ser corregidas, no castigadas.
La responsabilidad a menudo requiere de la humildad para ayudar a superar los obstáculos creados por el ego.
La vida es un campo de acción. En ese campo, cada papel debe realizarse con responsabilidad y rindiendo cuentas del mismo.
¡Los que llevan puesta la corona de la responsabilidad con las joyas incrustadas de los derechos se convierten en estrellas con una influencia positiva en el mundo!
En tal sentido, cuando observemos que algo no funciona en nosotros, ¡por favor!, no nos culpemos, no nos condenemos: simplemente, corrijamos.