Los estados emocionales son el motor del ser humano, forman parte de nuestra existencia, y sin ninguna duda, ellos condicionan nuestras acciones, las que vemos como posibles y las que no, y también las decisiones que tomamos.
Existen estilos diferentes de personas en cuanto a la forma de atender o tratar con sus emociones:
• La persona CONSCIENTE DE SI MISMA. Como es comprensible, la persona que es consciente de sus estados de ánimo mientras los está experimentando goza de una vida emocional más desarrollada. Son personas cuya claridad emocional impregna todas las facetas de su personalidad; personas autónomas y seguras de sus propias fronteras; personas psicológicamente sanas que tienden a tener una visión positiva de la vida; personas que, cuando caen en un estado de ánimo negativo, no le dan vueltas obsesivamente y, en consecuencia, no tardan en salir de él. Su atención, en suma, les ayuda a controlar sus emociones.
• Las personas ATRAPADAS EN SUS EMOCIONES: Son personas que suelen sentirse desbordadas por sus emociones y que son incapaces de escapar de ellas, como si fueran esclavos de sus estados de ánimo. Son personas muy volubles y no muy conscientes de sus sentimientos, y esa misma falta de perspectiva les hace sentirse abrumados y perdidos en las emociones y, en consecuencia, sienten que no pueden controla su vida emocional y no tratan de escapar de los estados de ánimo negativos.
• Las personas que ACEPTAN RESIGNADAMENTE SUS EMOCIONES: Son personas que, si bien suelen percibir con claridad lo que están sintiendo, también tienden a aceptar pasivamente sus estados de ánimo y, por ello mismo, no suelen tratar de cambiarlos. Parece haber dos tipos de aceptadores, los que suelen estar de buen humor y se hallan poco motivados para cambiar su estado de ánimo y los que, a pesar de su claridad, son proclives a los estados de ánimo negativos y los aceptan con una actitud de “dejadez” que les lleva a no tratar de cambiarlos a pesar de la molestia que suponen (una pauta que suele encontrarse entre aquellas personas deprimidas que están resignadas con la situación en que se encuentran).
Daniel Goleman
Según cuenta un viejo relato japonés, en cierta ocasión, un belicoso Samurai desafió a un anciano maestro zen a que le explicara los conceptos de cielo e infierno. Pero el monje replicó con desprecio:
—¡No eres más que un patán y no puedo malgastar mi tiempo con tus tonterías!
El Samurai, herido en su honor, montó en cólera y desenvainando la espada, exclamó:
—Tu impertinencia te costará la vida.
—¡Eso —replicó entonces el maestro— es el infierno!
Conmovido por la exactitud de las palabras del maestro sobre la cólera que le estaba atenazando, el samurai se calmó, envainó la espada y se postró ante él, agradecido.
—¡Y eso —concluyó entonces el maestro—, eso es el cielo!
La súbita caída en cuenta del samurai de su propio desasosiego ilustra a la perfección la diferencia crucial existente entre permanecer atrapado por un sentimiento y darse cuenta de que uno está siendo arrastrado por él.
La importancia de la Inteligencia Emocional.
La importancia de la Inteligencia emocional tiene que ver con saber controlar las emociones para nuestro propio bienestar. Conseguir dicha Inteligencia Emocional es lo que nos va a permitir realmente vivir una vida con mayor confianza y seguridad.
Mucha gente se engaña al pensar que altos coeficientes intelectuales, esos que se determinan mediante los test, o el éxito en los negocios nos dan el rótulo de “seguro de sí mismo”, y con ese hecho ya es suficiente para sentirse realizado. Esa es una falsa percepción de las cosas.
Puedes ser el cirujano más eficiente, el mejor arquitecto, el más honesto abogado, el futbolista más destacado, el comerciante más emprendedor; pero si no tienes en tu vida la inteligencia emocional siempre habrá inestabilidad. La razón es muy sencilla de explicar pero no fácil de entender sobre todo para los que tienen un pensamiento lineal enfocado en una sola dirección según la cual ellos siempre son los acertados y los demás son los equivocados.
Muchas personas que tienen éxito en sus carreras y tienen problemas en otros aspectos de su vida, no son capaces de manejarlos adecuadamente porque sus emociones se desbordan. Se podrían poner muchos ejemplos de personas que son brillantes en los negocios y sus carreras, y que sin embargo a nivel familiar o de pareja son totalmente inestables debido a que no pueden controlar su impulsividad, eso se da porque en dicha persona falta el concepto de la Inteligencia Emocional.
Muchas de las personas que tienen éxito en determinados aspectos de su vida, son soberbias, y dicha soberbia les hace olvidar que en otras facetas ellos podrían también ser los mejores.
La inestabilidad de estas personas ocurre porque que para lograr dicha inteligencia emocional, lo primero que hay que hacer, es reconocer en uno mismo las propias debilidades y defectos, y para ser más duro quizás podríamos hablar de tener que derrotar a ese lado “bruto” y “estúpido” que hay en nosotros.
A partir de allí, del análisis de esas debilidades, de reconocerlas, se consigue algo muy valioso, adquirir la empatía. Eso es comprender lo que sienten los demás, se comienza a desinflar el ego, y se tiene más cuidado de las cosas que se dicen y de las reacciones que se tienen; es como toda una profilaxis mental que te libera de la egolatría, de la soberbia, de la mezquindad y de otros conflictos mentales que no dejan tranquila a una parte de nuestro ser. Es como una revolución mental, puesto que te acostumbras a vigilar cada uno de tus pensamientos para hacer lo correcto ya no sólo para beneficio de uno sino para el bien de los demás. Eso es algo muy importante, porque de esa forma nuestra conciencia está tranquila.
Pero claro, el aprender o adquirir la Inteligencia Emocional es un proceso que toma su tiempo, es un camino sinuoso, con altibajos y que sin embargo, vale la pena atravesar porque en el control de nuestras emociones está la clave de nuestra felicidad. Y no olvidar que dicho control implica perseverancia en decretar pensamientos positivos en la mente.
Finalmente hay que decir que adquirir empatía es el primer paso para desarrollar firmemente dicha Inteligencia Emocional, la cual es mucho más importante en la vida, que lograr titulos o conseguir éxitos en el trabajo, porque el controlar las emociones te da verdadera estabilidad, tener inteligencia emocional es tener el correcto balance para sopesar adecuadamente éxitos y fracasos y poder ubicarse en el punto de equilibrio, punto justo donde siempre debe estar una persona serena, sensata y feliz.
MARDAM
Inteligencia Emocional y Flores de Bach.
El Dr. Bach, trazó unas descripciones, pinceladas diría yo, sobre algo que veía (personas moviéndose en sus circunstancias) y formuló una sólida propuesta terapéutica. Pero otras miradas en paralelo vieron las mismas cosas y las trabajaron desde otras ópticas.
A mi modo de ver, distintas visiones tienen la potestad de complementarse, si nos tomamos el trabajo de superponerlas sin prejuicios y con objetividad. El resultado de este proceder suele tener resultados sinérgicos, a menudo sorprendentes. En este sentido, esta ponencia es el resultado de una labor que pretende trazar un puente entre el trabajo de dos personas muy importantes, Edward Bach y Daniel Goleman.
En la época de Bach y años posteriores, el tener un alto coeficiente (o cociente) intelectual era sinónimo de éxito en la vida. Por ello, estos individuos eran casi venerados y se les podía perdonar cualquier “pecadillo emocional”.
Pero la realidad cotidiana demuestra que el triunfo en la vida y la calidad de la misma, no siempre depende de un alto nivel de inteligencia, entendida ésta desde el punto de vista mental, cognitivo. De hecho, individuos más receptivos a los signos del entorno, aunque no tengan un tan alto cociente, pueden interactuar con el mismo de una forma que les acerca a la excelencia.
Existe pues “otro tipo de inteligencia”, aquella que Daniel Goleman define como inteligencia emocional y cuyo trabajo alcanzó una enorme difusión en la década de los 90.
La IE puede ser directamente fomentada por las Flores de Bach.
La Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados anímicos propios y ajenos.
Se compone de un conjunto de habilidades. Para conseguir buenos resultados en nuestro entorno es necesario un manejo provechoso de las mismas.
El dominio exitoso en la práctica de estas habilidades se denomina competencias emocionales. Puede existir la habilidad pero, para ser considerada ésta una competencia, debe conducirnos al éxito.
Las competencias emocionales determinan el nivel de destreza con que manejaremos nuestras potencialidades. El desarrollo de las competencias emocionales nos lleva a una existencia más feliz, incidiendo sobre diversos ámbitos de nuestra vida:
– Contribuyen a nuestro bienestar psicológico
– Mejoran nuestra salud física
– Favorecen nuestra motivación
– Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con los demás, (área afectiva, laboral, social)
Las Flores de Bach son inteligencia emocional líquida y nos ayudan a desarrollar y hacer un uso adecuado de las competencias emocionales.
COMPETENCIAS EMOCIONALES
Tienen que ver con la siguiente subdivisión:
INTELIGENCIA EMOCIONAL INTRAPERSONAL.
1. AUTOCONCIENCIA:
Nos permite darnos cuenta de cómo somos y de lo que nos está ocurriendo. Es llegar a hacernos conscientes de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de ellos. Debemos para ello tomar conciencia de los procesos que intervienen en nuestra forma de pensar, el modo de percibir las cosas, la manera de guardarlas en la memoria, el sentido que se les confiere, la forma de expresarlas (metacognición). En segundo lugar hay que ganar conciencia de las propias emociones. Para ello debemos identificar y nombrar nuestras emociones.
Los aspectos a tener en cuenta: Conciencia Emocional, Correcta autovaloración y Autoconfianza
2. AUTORREGULACIÓN:
Habilidad que nos permite el manejo de nuestros estados de ánimo, recursos e impulsos, en función de regular la conducta. Casi todas las flores tienen que ver con esta Competencia Emocional. Conocer nuestras emociones nos prepara para el control de las mismas pero esto no implica que siempre cambiemos nuestra pauta de respuesta. Ej. <>. Claro que esto no da por hecho que deje de indignarme.
Será necesario trabajar sobre: Autocontrol Emocional, Adaptabilidad, Confiabilidad y Conciencia
3. MOTIVACIÓN.
Representa el motivo central de la encarnación para Bach. Existe un motivo espiritual, una lección aprender. Aprendizaje es el motivo. A veces parece que todo el sistema floral gire en torno a la motivación.
Es importante entonces: Definición de la meta, Impulso de logro, Compromiso, Iniciativa y Optimismo.
INTELIGENCIA EMOCIONAL INTERPERSONAL.
4. EMPATÍA.
Consiste en hacernos conscientes de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de los otros, comprendiéndolos desde su propio marco de referencia. La empatía es la raíz de la moral y probablemente el fundamento de la comunicación.
La empatía guarda mucha relación con la autoconciencia. Para entender lo que sienten los demás hay que tener bien clara la vivencia de las propias emociones. No basta con darse cuenta. Incluye el transmitir que se ha captado lo que la otra persona nos comunica. También implica hacer esta lectura no sólo de manera individual, sino en el contexto del grupo: captar el clima emocional del mismo. Luego no es un proceso unidireccional y para que ocurra deben haberse desarrollado las dos siguientes destrezas sociales: sintonización y sincronización.
5. DESTREZAS SOCIALES.
Son el punto culminante del desempeño de la IE. Implica el dominio de una serie de habilidades que permiten inducir las respuestas deseadas en los demás. La capacidad de automotivarse debe ser contagiosa para los demás.
Sintonización: Es la forma en que los demás constatan que sus emociones son captadas, aceptadas y correspondidas. Representa el feedback o retroalimentación del proceso de empatía.
Para motivar a los demás se debe sintonizar con ellos para demostrarles que se les tiene en cuenta, que sus sentimientos han sido comprendidos. Una vez más, las flores más adecuadas tienen que ver con la corrección de los impedimentos a la sintonización que pueden darse en todos los estados mencionados en el parágrafo anterior.
Sincronización: Sin embargo, la sintonización no es suficiente, sino que se debe sincronizarcon el otro. Se logra sincronizar cuando el estado de ánimo de un individuo encuentra resonancia en otra persona o grupo.
Hay una serie de personas que tienen grandes problemas en resonar con los demás por sus estilos de aproximación y comunicación inadecuados.
inteligencia emocional = crecimiento personal
crecimiento personal = evolución espiritual
Y aquí es donde el ensamble ente las obras de Bach y Goleman, se torna más definitivo.
Las lecciones que venimos a aprender al encarnar en este día de colegio que llamamos vida, pueden traducirse en competencias emocionales intrapersonales e interpersonales. A mi modo de ver, las interpersonales deberían ser las más difíciles de aprender, ya que llevan implícito el que, para llegar a ellas, sea necesario poseer una buena inteligencia emocional intrapersonal (conocerse a sí mismo).
Dr. Ricardo Orozco
La enseñanza de Sócrates «conócete a ti mismo» —darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que éstos tienen lugar— constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.
Esta redacción es magnífica, verdaderamente magnífica, razonar sobre la psíquicis humana es lo que nos hace entendernos, para luego poder entender a los demás; y claro al ir moldeando o puliendo los defectos de nuestra psíquicis es nuestro espíritu el que evoluciona, en realidad la vida es una escuela maravillosa y en ocasiones muy difícil. Gracias por aclararme todo esto.