Es necesario y en extremo beneficioso ayunar cada tres o cuatro semanas, o por lo menos ayunar 24 horas una vez al mes. Nuestro organismo es una máquina perfecta, de un gran potencial capaz de trabajar día y noche. Sin embargo, es necesario darle un descanso a la materia corporal, para que ésta se recupere; esto lo logramos por medio del ayuno.
Al ayunar desencadenaremos un proceso de limpieza verdaderamente maravilloso, que llega hasta la última celular y último tejido del organismo. A las 24 horas de suspender la ingestión de alimentos, las enzimas dejan entrar en el estómago para dirigirse en cambio a los intestinos y al torrente sanguíneo, por el que van circulando y destruyendo todo tipo de productos de desecho, tales como células muertas y enfermas, microbios indeseables, subproductos del metabolismo y sustancias contaminantes. Todos los órganos y glándulas reciben un necesario y bien merecido descanso, durante el cual se purifican y rejuvenecen sus tejidos y se regulan y equilibran sus funciones. Todo el canal digestivo se vacía quedando todo el tracto intestinal limpio y puro.
Es de suma importancia que el ayuno no sólo sea físico, sino que también sea mental, cuidando nuestros pensamientos; de nada serviría dejar de probar alimentos si durante todo el día estamos pensando que estamos muriendo de hambre, en este caso es mejor no ayunar. Si nos resulta difícil ayunar, podemos dejar de vez en cuando la última comida del día, esto ayuda a compensar el equilibrio de nuestro cuerpo.
El día del ayuno no consumiremos ningún tipo de alimentos sólidos, solamente tomaremos agua pura y podremos tomar toda la que deseemos, ya que el organismo a través de sus sistemas de eliminación natural se mantiene en un constante reciclaje que ocasiona una perfecta limpieza de nuestro cuerpo, reanimando nuestras células y órganos, dándole un funcionamiento equilibrado a nuestro sistema digestivo.
Información de autoría:
– Jorge Llorente, instructor de Ciencia Cósmica (Bogotá Colombia)
– Libro de enseñanzas: Las incertidumbres humanas (anónimo)