Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.
¡Nuevo Libro!
Clic en tu ubicación:
¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido!
Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren.
Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.
Si tu esperabas que tus padres te dieran mas amor, y no te lo dieron, no tienes porque sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas.
Y tus ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende y daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las ofensas.
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la escuela, la sociedad y los medios nos enseñan.
Y crean una novela falsa de como deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y como deben de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.
También, las otras personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.
Las experiencias negativas dejan una huella mas profunda en nosotros que las positivas.
¡Nuevo Libro!
Clic en tu ubicación:
Y cuando una persona es maltratada (por NO haber dicho o hecho lo que se esperaba de ella) por alguien, deja esa experiencia en su inventario. Cuando conoce a otro alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que le hirieron, o sea que se predispone.
Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes, obviamente lo que teme lo provoca.
¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.
Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.
¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice no, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.
¡Nuevo Libro!
Clic en tu ubicación:
Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es.
Y es un círculo vicioso.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca.
Aprenderán de sus errores por si mismos. Déjalos ser.
Además recuerda también, que nadie te pertenece. Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron: ¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros.
Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Sólo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.
Entonces ¿Hace falta perdonar? Por supuesto que si!
Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de como deberían actuar las personas y Dios las que te hieren. Estas ideas son producto de una mascara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente.
Reconócete! Acéptate! Perdónate! y perdona a los demás! Pues ellos al igual que tu, son almas en un camino de autodescubrimiento, aprendizaje y evolución.
Vuelve a leer este articulo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior.
Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.
Un abrazo de almas.
Mónica Quevedo Verdolini
Muy cierto
Gracias!!!!