Una intención es el punto de inicio de cualquier sueño. Es el poder creativo que satisface todas nuestras necesidades ya sea de dinero, relaciones, despertar espiritual, o amor.
Todo lo que sucede en el universo comienza con una intención. El decidir comprar un regalo de cumpleaños, el mover el dedo gordo del pie, el llamar por teléfono a un amigo, todo comienza con una intención.
Los sabios de la india observaron hace años que nuestro destino es finalmente forjado por nuestras más profundas intenciones y deseos. El texto Védico clásico conocido como Upanishads declara: “Eres lo que es tu más profundo deseo. Como es tu más profundo deseo, también es tu intención. Como es tu intención, también es tu voluntad. Como es tu voluntad, también serán tus acciones. Como sean tus acciones también será tu destino.”
Una intención es un impulso de conciencia dirigido que contiene la semilla de aquello que buscamos crear. Como todas las semillas, las intenciones no pueden crecer si nos aferramos a ellas. Sólo cuando liberas tus intenciones a las profundidades fértiles de tu conciencia podrán crecer y florecer. En mi libro, Las Siete leyes Espirituales del Éxito, la ley de la intención y del deseo establece los cinco pasos que debes seguir para explotar el poder de la intención y crear cualquier cosa que desees.
La mayor parte de nuestro tiempo nuestra mente está ocupada en pensamientos, emociones y memorias. Más allá de este diálogo interno está un estado de conciencia pura al que algunas veces se le conoce como “la brecha”. Una de las herramientas más efectivas que tenemos para entrar a la brecha es la meditación. La meditación te lleva más allá de la mente del ego, y te lleva al silencio y a la quietud de la conciencia pura. Este es el estado ideal en el cual tú plantas las semillas de la intención.
Una vez que te hayas asentado en un estado de conciencia en descanso, libera tus intenciones y deseos. El mejor momento para plantar tus intenciones es durante el período posterior a la meditación, mientras tu conciencia permanece centrada en un silencioso campo en donde caben todas las posibilidades. Después de restablecer una intención, déjala ir, simplemente deja de pensar en ella. Continúa este proceso unos minutos después de tu periodo de meditación cada día.
La intención es mucho más poderosa cuando viene de un lugar de serenidad, que cuando proviene de un sentido de falta o de necesidad. Debes permanecer centrado y rehusarte a ser influenciado por los pensamientos, críticas o dudas de otras personas. Tu ser más elevado sabe que todo está bien y que todo estará bien, aún sin saber el momento o los detalles de cuándo es que eso sucederá.
Deja ir tu apego rígido a un resultado específico y vive en la sabiduría de la incertidumbre. El apego se basa en el miedo y la inseguridad mientras el desapego está basado en una creencia incuestionable en el poder de tu verdadero ser. Si tu intención es que todo salga como debe de salir, déjala ir y permite que las oportunidades y las aperturas se presenten por sí solas en tu camino.
Tus intenciones concentradas ponen en movimiento el infinito poder organizador del universo. Confía en ese poder organizador infinito para orquestar la total satisfacción de tus deseos.No escuches a la voz que dice que tienes que estar al mando, que dice que la vigilancia obsesiva es la única manera de que algo se haga. El resultado de que intentes con tanta intensidad el forzar las cosas puede no ser tan bueno para ti como el que viene de manera natural. Has liberado tus intenciones al suelo fértil de la potencialidad pura, y van a florecer cuando la temporada sea la correcta.
Yes ,,, let the universe conspire in my goals !!!