Reconcíliate contigo mismo |Oración|

Cuando las personas, en un momento de gran sinceridad, se entregan a un abierto desahogo, sueltan con frecuencia expresiones derrotistas como estas:

– “Como me hubiera gustado haber nacido con un carácter alegre; sin embargo, con mucha frecuencia se apoderan de mi crisis de melancolía; nada me alegra y no sé por qué”

– “Como me hubiera gustado haber nacido encantador, menos tímido, sufrir menos, y tener menos temor de las cosas”

– “¡Como me hubiera gustado disponer de una brillante inteligencia!

– “No me gusta mi modo de ser que, por cierto, yo no lo escogí; y pensar que se vive una sola vez…”

http://la1260.com.mx/cmai/images/stories/podcast/yo-me-quiero.jpgMuchas personas viven en una guerra de exterminio psicológico en contra de sí mismos: enemigos ciegos, sordos y mudos en los abismos últimos y más inefables de sí mismos. Y en estos niveles nacen y crecen los tipos difíciles que se dan en la sociedad.

No aceptan a nadie, porque no se aceptan a sí mismos. Rechazan a todos porque se rechazan a sí mismos; y ya se sabe, los que sufren hacen sufrir. Los que están en guerra siembran vientos de guerra. Los que tienen paz, irradian paz. Los que respiran amargura derraman amargura, así como los que están en armonía difunden armonía.

Para relacionarse armoniosamente con Dios y con el hermano es imprescindible que el cristiano esté reconciliado consigo mismo, se haga amigo de sí mismo; y para ello no hay sino la vía dolorosa y gozosa del abandono, asumiendo sabiamente la voluntad divina, la propia historia y la complejidad de su personalidad.

ORACIÓN:

Dios mío, dame la gracia de hacerme amigo de mí mismo. En tus manos me pongo, contento de ser como soy. Si alguna vez sentí tristeza y vergüenza de ser como soy, te pido perdón por haberme avergonzado de la obra de tus manos. Te doy gracias por haberme hecho como me hiciste.

Acepto con gratitud y felicidad esta figura en todos sus detalles, este temperamento, esta personalidad, esta inteligencia, todo el conjunto de esta criatura que soy yo.

Dios mío, mirando a los días de mi historia, dame la gracia de transformar el dolor en amor. Aquellos que nunca me comprendieron, aquellos que nunca me aceptaron, y siempre me rechazaron, aquellos que se fueron detrás de mí con medias verdades y calumnias enteras y me hicieron pasar noches de lágrimas… Todos esos y tantos otros recuerdos dolientes quiero transformarlos hoy mismo en una ofrenda de amor que la deposito en silencio en lo profundo de tu voluntad…

Resentimientos del corazón, rebeldías de la vida, conflictos íntimos, heridas de la vida, no suficientemente cicatrizadas, clamores, lágrimas, gritos del alma… todo lo reduzco a silencio, y tanto dolor transformado en tanto amor lo deposito ahora mismo en tu santa y misteriosa voluntad.

Todo aquello que fui y no debía haber sido; todo aquello que hice y no debía haber hecho; todo aquello que dije y no debía haber dicho… todo lo deposito en el olvido eterno de tu corazón. «Hágase tu voluntad».

Aquellas personas que me hicieron tanto daño; aquella cadena de fracasos; aquella lamentable equivocación; aquellos ideales que nunca los pude realizar… Señor, Señor, toda esta masa sangrante sea transformada en este mismo momento en una ofrenda fragante depositada, con silencio y con amor en el altar de tu voluntad. Quede todo borrado y olvidado, y sea mi corazón para siempre una morada de paz.

Itinerario hacia Dios


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