Obedecer a ese impulso de ser Mejores

Siempre hay algo que nos impulsa a seguir siendo mejores

Tus ojos se limitan a ver aquello que tu mente proyecta solamente y los pensamientos de tu mente son como imanes: atraen situaciones de la vida.

Es así como ya sabemos creas tu camino: a medida que avanzas en él.

Y en el camino están las personas, el resto del mundo. Es con estos seres que orquestas tu emotividad estableciendo un complejo sistema de intercambio de energías donde dar y tomar es equivalente.

Observa con atención este engranaje: con aquellos seres o personas con la cual tienes cuentas pendientes se presentarán una y otra vez delante de ti. Quizás lo hará con otro rostro, con otro nombre, en otra ciudad, pero ese íntimo conflicto resurgirá cíclicamente en ti, eres tú quién lo atrae. Porque funcionas como un imán de los afectos, por eso tienes la sensación de ser al mismo tiempo prisionero y verdugo, por eso te rodean los mismos tipos de personas y problemas.

Esto funciona por una razón fundamental: esa persona y/o situación no está ahí para castigarte, sino para darte otra oportunidad, para superarte y ser mejor.

Sí, todo conflicto interno desea ser resuelto, éste es el motivo de su obstinada existencia.

Por eso, aunque tu marcha te lleve allá o aquí, tu mundo interno te seguirá como una sombra fiel.

Enfréntalo y supera aquello que detiene tus pasos. ¿Sino por qué razón te propones avanzar?

Tus batallas privadas no son casualidades: lo que se opone a tu marcha, lo que te impide lograr tus anhelos, aquellos que consideras enemigos, aquello que llamas el mal se manifiesta ante ti con mil disfraces pero con un único origen.

Crecerás cuando venzas tus miedos personales, cuando arranques de una vez y para siempre las raíces de tu sufrimiento.

Ahora escucha esta buena noticia: tus conflictos tienen la clave para su resolución. Sí, tus íntimos huracanes desean mutar en suave brisa de primavera cubierta de hermosas flores, existe en todas las almas un punto fijo, un eje, un impulso que alienta la marcha.

Es como un soplo, una intención de tu ser profundo que actúa defendiendo su derecho a la vida, a ser feliz verdaderamente. Es eso cuyas manos invisibles te alzan cada vez que caes, aquello cuyo aliento nutre la llama de la esperanza aunque el camino se deshaga a tus pies. Reconócelo y apóyate en él.

Te digo que cuando seas capaz de quitarle la máscara a ese personaje que proyectas al mundo, que no es real, a eso que dice ser tú, podrás ver aquello que entorpecía tu andar, llenaba de humo tus ojos y de amargura tu corazón.

Entonces algo sucederá ya que la pulsación de la vida es contagiosa: si vences ese combate te será devuelta toda la fuerza que creías perdida, algo se romperá dentro tuyo como un río de energía que desborda, te inunda, y te contagia, como un viento de liberación que llena tus pulmones, sentirás la fuerza de la vida circular sin trabas en ti.

Amor, dicen algunos.

Unidad, dicen otros.

Conciencia cósmica, armonía, éxtasis, llámalo como quieras.

 Lo cierto es que desde ese momento nada será igual que antes.

Tu pasado es inmutable aquello que fue, fue.

Si logras comprender que todo lo sucedido en el pasado fue un aprendizaje para emprender nuevos proyectos, nada más podrá detenerte, porque al mirar con ojos nuevos aquello que nunca habías mirado antes, te abrirás el camino para encontrarte mejores y maravillosas oportunidades. Entonces tu vida cambiará y aquello que llamas realidad tomará otro aspecto.

Cuando ese impulso supera todo en tu vida, logras trascender.

“Trata de hacer entender a todos que el camino es interior; se trata de abrir los corazones, no solo para que entre el amor, sino para que salga; porque solo cuando entregamos lo mejor de nosotros, podemos recibir a cambio los más preciados tesoros del universo”

 


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