No culpes a nadie

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,

porque fundamentalmente tu has hecho

lo que querías en tu vida.

Acepta la responsabilidad de edificarte a ti

mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre surge de

las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu

suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de

tus actos y prueba que tu siempre

has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni

se lo cargues a otro, acéptate ahora o

seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es

bueno para comenzar y que ninguno

es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente

es tu pasado así como la causa de tu

futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,

de quien no acepta situaciones, de quien

vivirá a pesar de todo, piensa menos en

tus problemas y más en tu trabajo y tus

problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser

más grande que el más grande de los

obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo

y serás libre y fuerte y dejarás de ser un

títere de las circunstancias porque tu

mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas

y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida,

ahora despiértate, lucha, camina, decídete

y triunfarás en la vida; nunca pienses en

la suerte, porque la suerte es:

el pretexto de los fracasados.

 http://conocimientouniversalomnipresente.files.wordpress.com/2014/06/corazc3b3n-blanco-sobre-campo-margaritas.jpg

Pablo Neruda.

 


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